Opinión

Sentimiento gorila en primera persona
por Federico Campos

Me critican por ser común y pensar como una persona de bien. Yo sólo aspiro a tener una sociedad consiente y que no avale ningún intento populista que promulgue la igualdad social como su principio, ya que no existe. La naturaleza no lo decidió así. El que es pobre lo será de por vida. Soy una persona trabajadora que se esfuerza diariamente por su bienestar. No creo en lo grupal y pienso que la sociedad en que vivimos no es el camino indicado para alimentar mi ambición de tener más y más.

Todos los días veo el noticiero que algunos entes gubernamentales critican a través de medios que yo pago con mis impuestos. Propaganda barata y oficialista es lo que hacen con mi aporte que sale del sudor de mi frente.

Mi noticiero me muestra el país real. Veo constantemente que no puedo salir porque en cualquier momento un rencoroso sin recursos me mata por fumarse un Paco. También veo a un sindicalista escueto que se dice trabajador sin serlo. Transmiten, de vez en cuando, a una señora que lo único que hace es denigrarnos y hacernos partícipe de la mantención de los vagos de este país que van pululando de una forma masiva tratando de vivir de gente de trabajo como yo. ¿Así va a sacar un país adelante? ¡Donde habrán quedado esos tiempos en que éramos el granero del mundo!

Mi década dorada ya pasó: se esfumó. Ése era un país de verdad. Viajaba al exterior, me compraba cosas importadas, cambié el auto. Un dólar era un peso, era un inversor en cada lugar del mundo. El que se queja lo hace por deporte.

Después de eso, me privaron de mis ahorros y de tener la vida  gloriosa que tuve durante 10 años.

Salí a protestar con todas las fuerzas de mi corazón el avasallamiento que sufría mi patria. La estaban desarmando y yo no podía permitir semejante cosa. ¡Ojo, yo no soy piquetero!. Simplemente protesté por un daño personal y nadie me pagó para cortar una calle. Odio el clientelismo y la política que lo permite. Me parece lo más sucio que hay. No es más que el reflejo de su gente y los referentes.

Yo hablo con la gente, entre los cuales hay quienes se equivocan y quienes no. 

A mí la vida no me regaló nada: me la gané. Como soy hijo de inmigrantes europeos, tengo tatuado en el alma el amor por el trabajo. Este no es el caso de miles de personas que vienen a mi país a robar el trabajo y a beneficiarse del Estado.

Evidentemente, tiene muchos adeptos previamente pagos por este plan social y económico que tenemos hoy. Las encuestas le dan a una señora que se dice presidenta más del 50 por ciento de imagen positiva. ¿Qué nos estará pasando que permitimos esto? ¡Por favor! Que algún cabezón, colorado, árbol, profeta o empresario termine con esto ya.

Estoy demasiado preocupado. Esto es un zoológico.  Por eso, he tomado una decisión: Volveré a mi jaula con los otros gorilas.