miércoles, 23 de noviembre de 2011

Razones por Alexis Guegnolle

Razones


por Alexis Guegnolle
Quizá haya tres grandes razones que puedan aproximarnos al aplastante triunfo de CFK el 23 de Octubre:


a) una mayoría invisibilizada por los medios hegemónicos respalda la gestión y considera que CFK es artífice (junto a Néstor) de un modelo de desarrollo sustentable que debe ser profundizado en los próximos cuatro años;

b) otra cantidad de electores (volátil, de clase media y no militante) concluyó que del otro lado no hay nada potable. El mísero desempeño de la oposición en el Congreso y los cientos de derrapes de campaña, terminaron de convencer a miles de argentinos que, más que una oposición (con varios personajes vinculados a los ’90 y a la Alianza), constituyeron “una máquina de impedir” nociva para los intereses nacionales;

c) cada vez más argentinos están inmunizados a la contaminación mediática. Si bien todavía Clarín mantiene bolsones de influencia, CFK derrumbó el mito: no solo sobrevivió a centenares de tapas negativas (el mito decía que un presidente no soportaba más de cuatro tapas en contra), sino que en esa resistencia puso al descubierto a Héctor Magnetto como líder de la oposición y al grupo como el principal cómplice del terrorismo de Estado. Sacar a Magnetto de las sombras le otorgó al gobierno la simpatía de empresarios, artistas, académicos, estudiantes, periodistas, sindicalistas y dirigentes sociales que durante años habían sufrido el yugo extorsivo del monopolio.


Pero quedarse con estas tres grandes razones significaría un recorte abrupto de la realidad. Debemos mencionar las principales medidas políticas, de la era K, que han tenido un fuerte impacto simbólico, político y social y que han sido determinantes a la hora de esta elección: el desmantelamiento de una Corte Suprema de Justicia cómplice del corrupto desguace del Estado, los juicios a los genocidas, la derogación de la Ley “Banelco” de flexibilización laboral, el desendeudamiento con el FMI y la sepultura del ALCA en Mar del Plata, una fuerte inversión pública en obras de infraestructura con la recuperación del Rol del Estado como motor del desarrollo; el incremento del presupuesto educativo, el fin de las AFJP y una inclusión jubilatoria excepcional con la restitución del sistema previsional solidario; la recuperación de Aerolíneas Argentinas, la Asignación Universal por Hijo, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y el matrimonio igualitario.


Seguramente haya otras medidas importantes, como la recuperación del Correo y el Agua, pero las mencionadas son los pilares del modelo K que fueron denostados por la prensa canalla liberal y los nostálgicos del Estado bobo que garantizaba y estimulaba impunidad, déficit, concentración económica y sumisión de lo público frente al interés privado de unos pocos.


Sabemos que aún falta mucho, pues el daño perpetrado por el neoliberalismo iniciado por la dictadura y profundizado por la traición, nos llevó a la peor crisis social y económica de nuestra historia. El camino iniciado en 2003 que procura la reconstrucción de la Patria, es largo y arduo y debe ser recorrido con alegría para seguir venciendo a los “profetas del odio”. Y la alegría está asegurada porque la inclusión social de este modelo asentó expectativas y esperanzas allí donde, hasta no hace mucho, solo habitaba la tristeza y la desolación.

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